sábado, 11 de enero de 2014

Cómo llegamos a ser papás canguro...

(Escrito para Red Canguro)

Ya habíamos oído hablar del porteo, y ya sabíamos que portearíamos a nuestros hijos, pero también es verdad que andabamos muy perdidos, y que incluso guardabamos con ilusión durante el embarazo una colgona en el armario sin saber lo que era. Ya cerca del parto de Diego, descubrimos Red Canguro, y nos dimos cuenta de que no todos los portabebés valen igual si quieres que el porteo sea cómodo y seguro. Así que nos hicimos con un par de fulares elásticos y una mochila ergonómica. Diego no usó el carrito que nos regalaron hasta los 11 meses.

El embarazo de Diego terminó con el diagnóstico de una cardiopatía congénita, y acabó con un parto hospitalario con ingreso de tres meses entre esperas, preoperatorios, operación y recuperación. Al principio, en la unidad de neonatología, en un box lleno de cunas, y con la etiqueta ya de "los que no se despegan del niño", ni nos acordamos del porteo. Pero en cuanto tuvimos una habitación, aunque Diego estaba conectado con varios cables que nos daban un recorido máximo de dos metros, empezamos a ponerle a dormir en el fular. Al principio a todo el mundo le sorprendía, pero poco a poco se iba pudiendo ver bien, cómo con tanto jaleo hospitalario y habiéndo estado tanto tiempo en cuna y en manos ajenas, el niño dormía mucho mejor cuando estaba encima nuestro, bien pegadito. Se notaba que descansaba de otra manera. Se relajaba. Dormía plácidamente sin sobresaltos. Encima nuestro no consentíamos que le molestaran si no era necesario, ni termómetros, ni tomar la tensión, ni nada rutinario sólo porque hubiera un cambio de turno. En la cuna era otro cantar. En la cuna era como "suyo". Nadie nos pedía permiso para molestarle, simplemente "toca ponerle el termómetro" y ala a despertarle para algo que hubiera podido esperar un rato. En el hospital no parecían entender que él estuviera bien ahí "tan apretado" ni que nosotros no estuvieramos cansados de tener "todo el rato el niño encima". Pero lo cierto es que ni para él ni para nosotros había otra manera mejor de estar, ni siquiera otra manera de estar. Recuperando el tiempo separados. Re-encontrandonos, re-conociéndonos, re-conectándonos, y preparándonos para otro tiempo separados.


Incluso cuando nos dijeron que podíamos salir a dar algún paseo con una botella de oxígeno, no nos planteamos otra forma que no fuera esa, aunque la enfermera que nos traía el carrito del hospital nos pusiera cara de no entender nada. Nos hicimos verdaderos expertos del "nudo esquivando el cable del pie y el respirador del oxígeno". 




Cuando nació Julia, ya teníamos claro que la portearíamos desde el primer minuto. Lo que no sabemos, es qué hubiéramos hecho de no ser así. Cómo hubieramos podido atender las necesidades de los dos a la vez, cómo hubieramos podido hacer la comida, recoger la casa, jugar con Diego, y todo lo demás si Julia no hubiera echado sus largas siestas en el fular. Cómo de distinta hubiera sido la relación entre ellos si no hubiera existido la posibilidad de portear a los dos a la vez, mirandose cómplices y cogiéndose la mano. Ahora Julia tiene más de un año, y todavía sus siestas en la mochila en la espalda nos dejan hueco a Diego y a mí para jugar a cosas que de otra manera no podríamos.



Sin duda el porteo nos ha ayudado a fortalecer el vínculo con nuestros hijos. Ellos, se sienten cómodos y seguros yendo cerquita nuestro, escuchando nuestro corazón. Y para nosotros, pocas sensaciones han sido mejores que la de llevarles ahí pegaditos, sintiéndoles respirar tranquilos, viviendo en una burbuja aunque fuera llueva o haga frío.


 


lunes, 2 de septiembre de 2013

Queridos hijos...


Me ha encantado el post de Marta en Mapellcor, y me ha apetecido hacer mi versión particular...

Queridos hijos,

quiero que sepais, que sois lo más maravilloso que nos ha pasado en la vida, que os queremos mucho, que os querremos siempre... siempre. Hagais lo que hagais, seais como seais, pase lo que pase... siempre...

Sabed que sois libres, y respetaremos vuestras decisiones, os apoyaremos en lo que quiera que decidais.

Sabed que buscaremos siempre lo que es mejor para vosotros, no para nuestra comodidad.

Sabed que podeis jugar felices, pues nosotros no dirigiremos vuestro juego.

Sabed que podeis estar tranquilos, porque siempre estaremos ahí para conteneros y daros lo que  necesiteis.

Sabed que podeis sentir tristeza, enfado, miedo, alegría, pena o rabia, todas vuestras emociones son importantes para nosotros.

Sabed que podeis desarrollaros a vuestro ritmo, sin prisas ni horarios, pues confiamos en vuestra autorregulación.

Sabed que no pasa nada por cometer errores, siempre se puede aprender de ellos y seguir creciendo.

Sentíos libres de ser quienes sois, no pondremos sobre vosotros etiqueta ninguna.

No obedezcais ciegamente, pensad siempre por qué haceis las cosas. Informaros bien antes de decidir.

Tratad a las personas con respeto, todo el mundo merece respeto. Exigid también que se os trate con respeto. No con respeto a la autoridad, sino con respeto a la persona que cada uno es. A sus decisiones, a su desarrollo, a sus emociones, a sus virtudes y a sus defectos.

También a La Naturaleza. Cuidadla, conocedla, queredla. Escuchadla, ella sabe. Asombraos con ella.

Cuidad vuestro cuerpo, es sólo vuestro. Disfrutad con él. Respetadlo y queredlo también. No comais lo que no querais comer. No deis un beso que no querais dar. 

No juzgueis a nadie. Nadie es quién para juzgar a nadie. Puede que no os guste lo que veais pero puede también que no sepais qué pasó para que eso llegara a ser así.

Disfrutad de la vida, perseguid vuestros sueños, cread vuestra realidad. Pasadlo bien. Confiad en vuestro poder, dejad volar la imaginación, y no dejeis que nunca nadie corte vuestras alas.



.

miércoles, 24 de julio de 2013

Los padres podrán estar en las UCIs con sus hijos... en teoría

Hoy estoy  muy removida...

Y es que tenemos una buena noticia: ayer el Consejo Interterritorial de Sanidad aprobó que las UCIs pediátricas estén abiertas 24 horas para que los padres puedan estar con sus hijos. Por fin se tendrá que aplicar algo tan evidente y tan necesario como que los niños enfermos puedan estar con sus padres, y los padres con sus hijos.

Este es uno de los puntos que recoge la Carta Europea de los Derechos del Niño de la ONU pero que aún en muchos hospitales de nuestro país no se contempla, ignorando algo tan conocido como que el contacto, el apego y la lactancia materna son métodos de comprobada eficacia para acelerar la recuperación de los niños enfermos. Dice esta carta europea que los niños tienen derecho a estar acompañados de sus padres o de quien los sustituya el mayor tiempo posible durante su permanencia en el hospital, sin obstaculizar la aplicación de los tratamientos necesarios para el niño. Esto conlleva que los niños pasen muchas horas solos, se sientan desamparados y que en el caso de los bebés se dificulte en gran medida el mantenimiento de la lactancia materna. También se aumenta de modo innecesario el sufrimiento de los padres que no pueden estar acompañando a sus hijos en esos complicados momentos.

Mientras, en el hospital de La Paz presumen de respetar los derechos del niño hospitalizado, y ponen un poster con la Carta Europea de los Derechos del Niño en cada puerta, e incluso lo publican en su página web, pero existen aún varias unidades en las que esto no ocurre. El restrictivo horario de visitas de la "Unidad de Anestesia y Reanimación Pediátricas" por la que nosotros pasamos, hace que los padres apenas puedan ver a sus hijos enfermos allí ingresados sólo una hora y media por la mañana y una hora y media por la tarde. También en la "Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos" los padres sólo pueden acceder a estar con sus hijos tres horas por la mañana y tres por la tarde.

Por fin, después de mucha presión, varias campañas, y mucho empeño de muchos padres que hemos sufrido dejando a nuestros hijos "al otro lado del cerrojo", las puertas se van a abrir. Por fin. Lo hemos conseguido. Enhorabuena a todos. Porque repercutirá en todos. En los niños que sufrirán menos, en los padres que sufrirán menos, y en la sociedad en general que ha dado otro pasito en el camino de la paz y de la no violencia.

Sin embargo... para mí hoy es un día agridulce... y es que esta noticia, es buena, pero como siempre... todo depende de cómo se aplique. Las cosas no cambian de hoy para mañana. Es un paso importante, pero son muchas mentalidades a cambiar de repente.

Y es que, casualidades de la vida, resulta que justo hoy ha llegado a mis manos el historial medico de mi hijo, que recoge todo lo que pasó en aquellos tres meses que estuvo ingresado. No puedo evitar llorar al leer algunos comentarios de las enfermeras que cada día hacían sus turnos. "Pasa la mañana tranquilo pero todo el tiempo en brazos de sus padres" (¿?¿?¿??),  "los padres dicen que por las noches se pone nervioso" (?¿¿?¿?) así lo recuerdo yo... mi niño tranquilito todo el día con nosotros... y mogollón de tensión al tenernos que ir a casa, llantos, estrés nuestro por dejarlo así, la enfermera que nos anima a irnos como si no pasara nada, ... "se administra rivotril  por la noche y duerme 5 horas"... joder y si en vez de un tranquilizante le pusieran a su madre al lado? y si en vez de interpretar que el niño está intranquilo por las noches entendieran que los bebés se despiertan cada hora buscando a su madre? y si comprendieran que los bebés no saben que hasta las tres horas no toca otra toma de biberón? y si entendieran lo surrealista que es que su madre está en casa poniendo el despertador cada tres horas para sacarse leche?

Pues estas cosas, este tiempo tan duro, pasaron también nada menos que en una unidad en la que las puertas ya estaban abiertas 24 h. O sea, que supuestamente durante al menos esa parte de su ingreso, mi hijo podría haber estado acompañado todo el día y toda la noche. Pero cual es la realidad? La realidad no es una habitación con una cama en la que acostarse para pasar la noche a su lado. No. La realidad es un box de 4 x 10 m con paredes de cristal y 8 cunas entre las que se intercalan 8 sillones semireclinables (en total, más o menos un par de metros cuadrados por familia), con una enfermera que se ríe cuando dices que te vas a quedar también a la toma de las doce, y que cuando llegas a la toma de las 9 de la mañana te dice que qué haces aquí tan pronto, y que no puedes pasar todavía a ver a tu hijo porque están bañando a otro, a pesar de que las tetas te revientan y le estás oyendo llorar al otro lado de la puerta. Si, de esa puerta supuestamente abierta 24 h. O que te dice que hay que salirse porque va a pasar el médico a hacer la ronda, como si no pudiera auscultarle estando encima de su madre. La realidad es un médico que te dice que no lo cojas tanto porque se va a acostumbrar y luego cuando le operen y no puedas cogerlo va a ser peor. Esa es la realidad.

Así que nos quedamos con la parte buena, que es el gran paso dado ayer en la protección de los derechos de los niños y de sus padres, pero aún no podemos cantar victoria. Queda mucho trabajo todavía. Hay mucho que cambiar aún.  Y es que no son sólo las puertas... es la mente de muchos la que se tiene que abrir.

.

viernes, 17 de mayo de 2013

Gracias Diego por estos 25 meses


Han sido 25 meses maravillosos, Diego... inmejorables...
Han sido 25 meses compartiéndonos, disfrutándonos, sabiéndonos cómplices, mirándonos enamorados, encontrándonos en cada momento difícil para relajarnos, sabiéndonos en nuestra burbuja particular, donde no cabía nadie más...



Ha llegado nuestro momento. Y es bonito y triste a la vez... Triste porque se acaba esto tan maravilloso que nos ha unido tanto todo este tiempo. Bonito, porque la vida sigue y tú creces y yo cada día te quiero más si es que es posible...



Hoy siento que te haces mayor, pero estoy contenta y tranquila. Un poquito triste, sí, porque acaba una etapa preciosa... Pero empieza otra y seguimos juntos, de otra manera, y sigo aprendiendo contigo cada día... Te quiero muchísimo Diego, eres una personita maravillosa... me siento orgullosa de que me hayas elegido para ser tu madre.

Gracias Diego mi amor...

jueves, 9 de mayo de 2013

La madriguera: otra maternidad para un cambio global




https://lamadriguerareddecrianza.wordpress.com/


Porqué La madriguera? Porque creemos que hace falta más cuidado, más empatía, más responsabilidad, más consciencia, más amor hacia todas las personas y hacia todo lo que nos rodea.

Y porque creemos que ese cuidado es necesario desde el principio, hacemos nuestra la frase de Michel Odent: "para cambiar el mundo, primero hay que cambiar la forma de nacer". Porque en cada nacimiento un nuevo ser viene al mundo, y debemos recibirlo con el amor y respeto que se merece.

Y más aún, cuidemos a las mujeres, que gestarán y parirán a esas criaturas para que se sientan libres y empoderadas y capaces de esa gran tarea. Permitamos que sus embarazos sean conscientes y sus partos respetados. Y no les separemos, se necesitan mutuamente para que se de el vínculo de amor entre ellos.

Cuidemos también a esos niños, dejemos que sean niños y respetemos su ritmo evolutivo, sus inquietudes, sus intereses, sus necesidades físicas, emocionales y espirituales, protejamos su alegría y sus ganas de aprender.





Cuidemos el entorno en el que vivimos, en el que vivirán. La tierra no es un legado de nuestros padres sino un préstamo de nuestros hijos. Seamos responsables, seamos conscientes de nuestras acciones, también las indirectas. Cada cosa que hacemos, que compramos, repercute a otros...

Cuidemos nuestra salud, nuestra alimentación, no nos creamos todo lo que nos venden. Recuperemos la conexión con nuestro cuerpo, no esperemos a que otros nos digan cómo nos sentimos, o qué tenemos que tomar para sentirnos bien. Valoremos qué intención mueve a cada información que nos llega.

Abramos los ojos, sólo así podremos ver qué está pasando, y sólo así podremos elegir salir de esta rueda loca y empezar a construir un mundo distinto.




.

jueves, 29 de noviembre de 2012

Así naciste, mi pequeña (El nacimiento de Julia, por su padre)



Nada hacía presagiar que ésta fuera a ser la noche. Contracciones, sí, pero ni periódicas ni dolorosas, como durante el último mes, y poco más. Habíamos pasado la tarde por Colmenar con unos amigos tomando un chocolatito, a ver si es verdad eso que dicen de que ayuda a provocar el parto…

Yo me había cogido los 6 días de vacaciones que me quedaban para estar con María, que ya se le hacía duro estar todo el día sola con Diego, pero empezaba a estar algo mosca por si se me tocaba volver a currar antes de que pariera…

El caso es que nos acostamos a eso de las 11 o 12, cuando decidió Diego, y dormí bastante bien hasta que a las 6:30 (según me dijo ella, porque yo a esas horas no estoy ni para verme los pies) me despertó María, que estaba teniendo algunas contracciones dolorosas y creía que esto empezaba, aunque parecía que aún quedaba mucho. Preparamos la habitación. Colchón, música, luces tenues…y me volvía adormir para coger fuerzas para lo que viniera.

A las 8 me llama María, esto ya empieza a ser duro y necesita apoyo. Me comenta que ya ha escrito a Anabel y le ha dicho que están preparadas. Todo en orden. La primera contracción juntos la pasa entre la pelota y mi cuello, colgada y moviéndose siguiendo lo que le pide el cuerpo. Le duele, pero la pasa tranquila, gemidos suaves… Las siguientes son parecidas. Yo voy controlando la periodicidad, pero no son nada regulares, 5-8-9-6….no quiero llamar a Anabel demasiado pronto…

A las 9 llama Mariluz, la tía de María, que viene a quedarse con Diego. Le abro, le digo que todo va tranquilo y se queda en el salón leyendo un libro.

Ahora María se va al colchón, cada vez le duelen más las contracciones, pero sigue pasándolas bien, gemidos, masajes en los riñones, movimiento…Siguen sin ser periódicas, pero decido escribir a Anabel para que salgan. Son las 9:30.

Seguimos pasando algunas contracciones, dolorosas, pero con bastante tranquilidad…

A las 10 se despierta Diego. Le oigo un gritillo y voy corriendo con él para tranquilizarlo. Lo saco de la cama y bajamos al piso de abajo. Está un poco nervioso, pero en cuanto Mariluz y yo sacamos el desayuno se tranquiliza. Lo que no haga un “Yuú” con “gatetas”… Mariluz se queda con él, acompañándolo en el desayuno y luego jugando. No sabes cómo te agradecemos que nos apoyaras y ayudaras con el parto!!

Subo sorprendido de lo tranquilo que se queda Diego, que recién levantado suele estar siempre un poco más mimoso…y más si no ve a su madre..

Le pregunto a María si quiere un baño y me dice que no sabe, pero que llene la bañera. Aprovechando un hueco entre contracción y contracción me acerco al baño y enciendo el agua.

Caigo en la cuenta de que María aún lleva puesto el pantalón.

- Te quito el pantalón?  No sería buena idea que Julia naciera dentro…

Hace un rato María tenía frío, pero me dice que sí, no vaya a ser…

Viene otra contracción. Ésta es distinta. María ahora grita y se mueve mucho. Dudo. Algo irá mal? Tengo mi mano sobre sus riñones y noto cómo se mueve el coxis. Joder! Si está empujando ya!

- María, estás empujando. Voy a llamar a Anabel a ver por dónde van.

Hablo con ella y me dice que aún les quedan unos 20 minutos o media hora, y que por los gritos de María, efectivamente, está empujando. Me dice que esté tranquilo, que cuando salga, simplemente la coja.

Tranquilizo a María. Que están llegando, y que si sale, pues la cogemos.

Joder, no hemos puesto empapadores ni nada, intentamos meter un par de ellos entre las piernas de María, que está a cuatro patas. Bueno, algo harán...

María sigue empujando, empiezo a ver aparecer una bola blanquecina. Cuando para de empujar desaparece, pero ya está aquí!!

Ostia!! La bañera!! Joder esta niña va a nacer en medio de una inundación!!!

Acaba de terminar el siguiente pujo, la bolsa se ve aparecer por arriba de la vagina, y ya no desaparece al terminar el pujo.

- María, voy a apagar el agua, vuelvo en un segundo!

Por los pelos…faltaban 2 dedos para el desborde…

Vuelvo corriendo y María vuelve a empujar, gritando y moviéndose buscando hacer hueco para el paso de nuestra pequeña. Lo está haciendo fenomenal.

- No puedo!!-Me grita.

- Ya veo la cabeza, sí puedes!

Otro empujón y ya sale la cabeza


- María, le estoy viendo los ojos!, la nariz!, la boca!!...Ya tiene fuera la cabeza!!

Qué emoción voy a ser el primero que vea a mi niña, la voy a coger, a recibir con cariño en este ambiente calentito, oscuro, agradable…

Último empujón…sale Julia, en su bolsita, tan pequeñita, con su pelo negro….La cojo, la saco de la bolsa, no sé muy bien cómo. Creo que aprovecho una raja en la bolsa para ello. Cojo a Julia. Parece de goma, se resbala. La cojo inseguro y se la paso a María por debajo de las piernas. Ella la coge como si llevara haciéndolo toda la vida… Son las 10:50…

La ayudo a tumbarse incorporada con unos cojines en la espalda y Julia se engancha a la teta. Qué experiencia más emocionante!!


Voy a por la cámara. Ya que no tenemos imágenes del parto, vamos a hacer alguna foto de después.

Me llama Anabel al móvil. Ya han llegado. Bajo corriendo y les abro. Mariluz me pregunta cómo va. Le digo que ya ha nacido! Me pregunta si puede subir y yo me quedo con Diego para que ella la vea…y pienso…Diego también querrá, así que subo acto seguido con él en brazos…

No sé cómo va a reaccionar. Llorará?, se sorprenderá? Querrá irse?... Culia!! Nada más verla ya la ha reconocido!! Joder qué listos son los niños…

Mariluz se vuelve a bajar con Diego. Anabel y Paca están ahora con nosotros. Sale la placenta, cortamos el cordón y Anabel da dos puntitos a María para cerrar un pequeño desgarro.

Acomodamos mejor a María entre Paca y yo y nos dejan solos un rato más a los tres…Qué arrugadilla está, pero qué bonita. Nuestra niña…y la hemos traído al mundo solos… los dos… qué orgulloso estoy de ti, María!! Con tu fuerza y confianza para dar a luz de la forma que deseábamos y para seguir formando la familia que queremos!!

Al rato María se levanta y bajamos al salón, donde nos esperan Diego y Mariluz..

- Culia, Culia…se le acerca, le da un beso…y empieza a tocarle…tiene ojos..nariz.… boca… Y yo, grabándolo con la cámara… se me caen las lágrimas de la emoción…



.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

El nacimiento de Julia


El lunes 5 de noviembre, nada especial, como los días anteriores. Me encuentro bien, hago lo de todos los días, Javi ha cogido vacaciones porque ya me resulta cansado estar sola con Diego y para poder disfrutar de estos últimos días de ser tres, pero hacemos vida normal. Por la tarde nos vamos a merendar a Colmenar, nos zampamos un chocolate con unos amigos de la tribu hablando de cuánto faltará… vuelvo conduciendo como si tal cosa. Y nos acostamos como todos los días, incluso durmiendo a Diego en brazos cantando por el pasillo… Llevo unos cuantos días en que por las noches me dan contracciones más seguidas, la cosa se va preparando pero nada hace pensar que falte tan poco.

A las 4:30 de la mañana, me despierta una contracción, como tantas otras de estas noches de atrás. Esta duele un pelín más. Qué ganas de que sea ya el día… En el váter paso alguna más, vuelvo para la cama y noto un chorrillo que me llega hasta el tobillo. Casi no me lo creo… va a ser que sí que queda muy poco! Vuelvo a acostarme, le digo a Javi lo que ha pasado, y me vuelvo a dormir. No me preocupa si es o no es porque no tenemos que salir corriendo, sólo esperar…. 


6:30, otra vez, esta ya me duele. Me voy a levantar. Javi, porfa, monta el chiringuito. Hay que cambiar un colchón de habitación, preparar un radiador, y un montón de cosas que no he querido preparar antes. Toallas, absorbentes, agua, música, un reloj, unas velas, la pelota, el edredón, cojines… Vete a acostar con Diego y saca un rato más de sueño, yo me quedo ya aquí, cuando te necesite voy a buscarte…

7:00, Estoy temblando, no sé si de frío, de nervios o de la emoción, pero creo que es un poco de todo... Paso unas cuantas contracciones de paseo entre la habitación, el baño, la pelota… esto va en serio así que pongo un mensaje a la comadrona que vendrá, otro a mi tía que se vendrá a quedarse con Diego. El caso es que las contracciones duelen pero pasan rápido, son cada 8, 9 minutos… debe faltar aún bastante. Aunque la sensación que tengo es como de huesos… No quiero precipitarme metiéndome en la bañera para que esto no se pare, así que paso el rato entre la habitación y el baño, la pelota, la cama… no termino de encontrar la postura cuando vienen las contracciones, pero cuando se pasan me encuentro como si nada.

8:00, esto ya coge fuerza, llamo a Javi para que venga a estar conmigo. Las siguientes contracciones las encajamos juntos, ya duelen mucho, me cuelgo de él. Siguen siendo bastante separadas, así que seguimos pensando que aún falta… Además, entre las contracciones me encuentro casi como si nada, aún no sé qué es eso del planeta parto. Me da por pensar cómo sería si tuviéramos que salir corriendo a un hospital, cómo dolería eso en el coche, cómo me pondría nerviosa al llegar, la luz, las preguntas, la espera, la camilla, el tacto para ver cómo estoy, qué haríamos con Diego, cómo lo pasaría él, no entendería nada… Javi me dice que no piense esas cosas pero me gusta hacerlo, me reafirmo, me siento segura en mi cueva…

9:00, llega Mariluz, que se quedará con Diego cuando se despierte, se queda en el salón leyendo. Media hora después se despierta el peque y Javi lo lleva para abajo, nos esperarán jugando. Los pingüinos rusos le ayudan a entender lo que está pasando, Julia-pingüino sale de la tripa de mamá-pingüino J CULLAAAAAAA 



A partir de aquí, las contracciones empiezan a ser más fuertes. Noto cómo se mueven todos los huesos de mi pelvis. Me arrodillo en el colchón buscando una postura, me siento, me levanto, no paro de moverme… Javi se pone detrás y me abraza, me sostiene, me masajea la espalda, así pasamos un rato. De repente, un dolor mucho más fuerte, me doy la vuelta y me quedo a cuatro patas, arrodillada en el colchón y con las manos y la cara hundida en el sofá. Me quito los cascos con la música, me sobran. Más bien casi me los arranco de las orejas… Sigo perfectamente consciente, no entiendo qué es eso del planeta parto…

María, estás empujando!! Me dice… igual deberías quitarte el pantalón! Jaja, igual, sí… el radiador lleva un rato encendido así que ya no tengo frío.

El grito que pego se queda en el sofá, pero lo hubieran oído en pekín. Esto dura un rato, ya no son contracciones separadas. Grito con todas mis fuerzas, y me muevo escapando del dolor, siento que casi estoy reptando con la cara por el sofá. Noto que estoy empujando, no pienso lo que hago, sólo siento que mi cuerpo empuja. Se mueve solo. El dolor es fuerte, pero ya no debe quedar mucho. Los descansos son muy cortos. Noto la mano de Javi sobre el coxis, que se mueve cada vez que empujo.

De repente siento que me voy a partir en dos… y grito: no puedoooooo!!! Y oigo a Javi detrás de mí: María que sí que puedes!!, venga que ya le estoy viendo los ojos!! Tardo unos segundos en asimilar lo que me está diciendo… No me lo puedo creer, así que ya está aquí mi niña… qué rápido… y estamos solos… Pero dóoooonde están???? Grito. Ya están llegando, me dice…

Mi cuerpo sigue empujando, oigo a Javi: ya estoy viendo la nariz! Siento una emoción, una satisfacción, un poder, una fuerza, un amor, una ilusión indescriptibles… aquí estoy yo, pariendo a mi hija, en manos de su padre… nada más alejado de lo que fue el nacimiento de su hermano. Siento que me cura, que nos cura. Que está sanando aquellas heridas aún sin cerrar…

Ya tiene la cabeza fuera! Venga, otra más!! Y de repente, plasss!, ya está fuera, mi niña, en manos de su padre. Ha salido con la bolsa intacta. La bolsa que me hubieran roto en un hospital, la abre Javi con cuidado para darme a Julia. Casi no me lo creo, nunca pensé que fuera a ser tan rápido. Son las 10:50 del 6 de noviembre. Exactamente la misma hora a la que mi madre me parió a mí. 



Me siento con la espalda contra la pared, con mi niña en brazos, enseguida empieza a chupetear la teta. Seguimos a oscuras, sólo una pequeña lámpara de sal.

En ese momento llegan las matronas. Todo ha sido muy rápido y no les ha dado tiempo a llegar antes. Y yo siento que en realidad me alegro. Ha sido más bonito así. Subimos un poco la persiana, miran a la niña, está bien, tiene un color fenomenal y ya está buscando su teta. Me toca la tripa, dice que la placenta ya se ha desprendido así que cuando sienta ganas puedo empujar y así hago. Enseguida sale, 15 minutos después que mi nena. Me abrigan, nos dejan disfrutar de este momento… Entra Mariluz en la habitación, y detrás Javi, que había bajado a buscarlos, con Diego: Cullaaaaaaaaa… se me saltan las lágrimas de la emoción. De pensar en mi bebé de 19 meses que se hace mayor de repente, en cómo lo ha encajado, cómo lo ha entendido enseguida, no ha tenido que salir de casa, mamá tampoco se ha ido, hemos dormido juntos esta noche … Sólo Culla que estaba en la tripa ahora está fuera, como el pingüino. Taan natural…

Enseguida se van todos y nos quedamos Javi y yo con Julia en la habitación, alucinando, asimilando todo lo que ha pasado en tan poco tiempo. Asimilando que ya somos cuatro. Asimilando cómo ha sido, que lo hemos hecho solos… indescriptible. Y a la vez, tan natural, tan mamífero, tan increíblemente fácil, tan solo dejando hacer al cuerpo… Y aquí está Julia, sanando todas las heridas, las cicatrices del periné y las del alma. Era posible, y ella quiso que fuera así. Hasta el último momento cuando nos preguntaban cómo íbamos a hacerlo decíamos… será como ella quiera, nosotros lo vamos a preparar en casa pero ella decidirá al final… Y decidió en casa. Y ha sido maravilloso. Gracias Julia…

Al rato vuelven a entrar, tengo un pequeño desgarro superficial que cierran con un par de puntos. Recogen todo, me limpian, me ayudan a vestirme y bajo al salón con la niña en brazos. Nos recibe Diego: Culla, culla cullaaaaa!!!! No para de darle besos… y señalar su cara, su pelo, sus ojos, sus manos… mira, y toma teta!! Cómo tú! Enseguida se coge de la otra teta y yo me siento la mujer más feliz del mundo en la familia más bonita del mundo



,