lunes, 28 de mayo de 2012

Esperando la operación


Vivimos así tres largas semanas en la planta de neonatología en el día de la marmota :



Levantarse en casa a las 6, una hora de sacaleches, ducha y desayuno contrarreloj, corriendo al hospital a ver a mi niño, darle la toma de las 9, contemplarle dormido en la cuna hasta la de las 12 mientras me dicen que me salga de la habitación porque van a estar pasando médicos, sabiendo que lo despiertan para auscultarle o lo que sea, que si llora le ponen un chupete y una gota de sacarosa para calmarlo porque no lo pueden coger en brazos, unas porque no dan abasto y otras porque no les da la gana. Si digo que no me salgo de la habitación, entonces tengo que aguantar comentarios, caras, culpas, que me llamen rebelde, que tengo que pensar que mi niño es un cardiópata y está ahí donde mejor (yo ya empiezo a dudarlo), a las 12 otra toma, dejarlo dormidito y con el alma en un puño irme a casa corriendo para comer, volver a sacar leche y dormir una horita para poder seguir en pie por la tarde. Y corriendo de vuelta para estar con él por la tarde, ya sin médicos pero igual de agobiante, 20 personas en una habitación de 30 metros cuadrados con paredes de cristal. A veces llego y está tranquilo y entonces yo empiezo la tarde bien. Si veo que ha llorado, me vengo abajo y me pongo a llorar, y entonces a aguantar que me sermoneen con que tengo que descansar más, que esto no ha hecho más que empezar, que así no puedo estar... Así le doy otro par de tomas por la tarde (no sé ni cómo hemos podido instaurar la lactancia en estas condiciones), y vuelta a casa sin perder un minuto para cenar, volver a sacar leche y dormir 5 horas hasta el día siguiente, que vuelvo agobiada con que le han dado 3 biberones por la noche, solo uno de mi leche porque no tengo más, el niño con el bibe se agobia, lo pasa mal, sé que llora... cada vez le veo con menos fuerzas, y todos me dicen que es por su cardiopatía, pero yo siento que es de tanto estrés...

Las chicas de EPEN me animan cada día al llegar a casa, es un soplo de aire fresco ver cada día un montón de correos de ánimo, de no estás loca, de cada vez queda menos, de los locos son ellos, de ofrecimientos de ayuda, de palabras cariñosas… Un día alguna me sugiere salir de allí… No lo había pensado! Es posible? Ese mismo día le pregunto al médico y nos dice que va a intentar gestionar un traslado a la planta de pediatría. No me lo puedo ni creer... Varios días más tarde se hace realidad… Una habitación para nosotros solos!! Una cuna, una cama, un baño… una puerta que cerrar, paredes opacas, unas torres por la ventana, enfermeras amables, y cambio de médico! un médico de lujo… Dr Albajara, gracias por hacernos estos días más fáciles…

Por fin podemos instaurar la lactancia materna exclusiva y a demanda. Se acabó el sacaleches, al menos por una temporada… Nuestro pediatra comprende por fin nuestra situación y nos receta: teta, salir a dar paseos, y que nos dejen en paz. No tomar la tensión 3 veces al día, no poner el termómetro 3 veces al día, no despertar a Diego si está dormido, no darle tranquilizantes, solo dejarle tranquilo con su madre… el niño debe esperar su operación tranquilito, con el mínimo estrés posible. Por fin un médico con cabeza! El tiempo allí es mucho más fácil, dentro de lo que es vivir en una habitación de 12 m2, con el niño en una cuna de barrotes y varios cables que le atan a la pared y solo nos dan un par de metros de movimiento, pero al fin estamos solos…

Después de unos días vamos conociendo al personal y cogiéndonos cariño pues las rotaciones no son tan exageradas, a menudo repetimos de enfermeras y auxiliares, el trato es otro, mucho más cercano. Incluso los médicos trabajan de otra manera. Y el supervisor de enfermería también es una persona cercana. Menudo cambio…

En la planta se respira mucho menos estrés, aunque hay aún algunas normas absurdas como no poder abrir la cama por el día… (y cuándo descanso yo, oiga?, y si me duele la episiotomía no me puedo tumbar? Y si no he dormido nada por la noche?....) o que solo se puede quedar un familiar por las noches… Por suerte y gracias a la colaboración del personal de la planta pudimos hacer excepciones, y eso nos permitió vivir este mes más tranquilos, recuperarnos del estrés de la neonatología y prepararnos para lo que vendría después, que también sería duro… Pudimos dormir allí los dos, yo en la cama, Javi en el sillón. Él descansaba por el día y luego, por la noche, se quedaba atento. Dormía a Diego, estaba pendiente de los pitidos de la máquina, y cuando el niño quería comer me despertaba, yo le ponía la teta y al acabar se lo volvía a dar para que lo durmiera. Así fue como yo pude descansar un poco en esos días… Las palabras se quedan cortas, Javi, para agracecerte todo el apoyo, todo el esfuerzo, eres el mejor padre del mundo, y la mejor pareja...

Y gracias a eso la lactancia pudo ir para delante… Diego se adaptó perfectamente a la nueva situación, se pudo relajar, y se puso a engordar… casi 6 kg en un mes y medio solo con la teta y metidos en un hospital!... Tengo que decir que esto fue posible gracias a nuestra fuerza y determinación, pero no lo  hubiera sido  sin la ayuda de algunas personas… Maricruz, Susana, es impresionante vuestra labor dentro del hospital, el mérito de luchar contracorriente, poquito a poquito hasta conseguir que todo vaya cambiando y la lactancia pueda por fin ocupar su sitio, bien alto, y más en un hospital así donde los niños lo necesitan tanto… gracias por vuestro trabajo. Ana D, no te imaginas la fuerza que me dio tu visita aquel día… con Erik en tu tripa, tanto cariño, tantos ánimos sin habernos visto la cara antes, tanta empatía… me sacaste de un agujero, un bajón que de otra manera no sé si habría remontado. Vi en tu cara la cara de todas las chicas de EPEN ofreciéndome ayuda, ofreciéndome de su leche, no tengo palabras para agradecéroslo… Mamá, Mariluz, Manuel, qué hubiera sido de nuestra lactancia si no fuera también por toda esa rica comida casera que nos llevabais cada día, hecha con amor, comidas de dos platos y postre, cenas riquísimas a la carta, a veces incluso con poemas incluidos en el menú… Hay un poquito de todos vosotros en esto… Quiero que sepáis que hoy Diego tiene 14 meses y sigue tomando teta. Gracias a todas por vuestro empuje y vuestra ayuda…

Fue un tiempo duro, pero fue un tiempo de recuperación, de relajarnos para enfrentar una operación que si nos pilla tres semanas antes nos hubiera hundido bien al fondo. De poder recibir visitas, de mil mensajes de ánimo al teléfono y al correo, toda la familia y los amigos volcados en enviar sus mejores energías… así estuvimos hasta que Diego tuvo un mes y medio.

Un día, por fin el médico nos dijo: ya tenemos día para la operación, será el lunes que viene.

15 comentarios:

  1. Sois unos campeones!<3
    Tucha

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  2. Mucha fuerza, muchos ánimos, mucha luz!

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  3. gracias por compartir con nosotras, guapa! que emcionante es la vida de Diego, todas espectantes esperando el nuevo capitulo de su vida...
    Que especial tiene que ser, teniendo luces puestas para el por media europa!

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  4. Que emocionante leerte María y que preciosidad de fotos, cuanta ternura....

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    1. Si, aún las veo y si me empañan los ojos... un beso guapita y gracias!

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  5. Querida María:

    Sois una preciosa familia de luchadores, es un placer poder leer vuestra historia.

    Besos emocionados,
    Lady Vaga.

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    1. Gracias a tí, Lady, ya va quedando menos... hoy me he vuelto a acordar de tí, he pasado por el Hotel Espe... :)

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  6. Que fotos tan bonitas! Que emocionante es vuestra historia!
    Un abrazo!

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    1. Un beso gordo Mireia... ultimamente no entro mucho, espero que vaya todo bien!

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  7. Qué fuertes vivencias... gracias a Dios tuvieron un final feliz... espero pronto el relato de la operación y más relatos y fotitos de la vida de tu bebé... Besos y abrazos desde Venezuela.

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