sábado, 3 de agosto de 2019

Mamá, ya me gusta leer

"Mamá, ya me gusta leer. Esta noche leo yo el cuento para todos". Así, de un día para otro.

Hasta ayer no quería saber nada de leer. No quiero, no me apetece. Sugerirle que leyera una página de dos líneas era una discusión y una frustración aseguradas. Los libros de la biblio del cole iban y venían sin ser leídos. Llegó a decirnos que no veía bien y llegamos a llevarle al oculista y el oculista nos dijo que estaba todo bien.

Nosotros decidimos no presionarle. Dejar que él mismo encontrara su momento de empezar a disfrutar con la lectura. No quieres leer, pues no leas. Confiamos en ti, siempre lo hemos hecho.

Aunque a veces no es fácil. A veces, cuando lo que ES, no es lo que "debería" ser. Cuando pasa el tiempo y a los adultos nos empieza a agobiar el gusanillo... "lo estaremos haciendo bien?". Cuando empiezan a agobiar desde fuera... "con 8 años ya debería saber leer", "lee peor que su hermana pequeña", "eso es porque no ha tenido el estímulo adecuado en el momento adecuado"...

Ayer llegó a nuestras manos esta maravilla de libro: La montaña de libros más alta del mundo, de Rocío Bonilla. Se lo leímos, como siempre, porque aunque no quiere leer, le gustan las historias. Lo leímos varias veces. Otra vez, por favor. Otra más. Después lo cogió el sólo. Lo estuvo hojeando, pasando páginas, estudiando los dibujos... y finalmente, lo leyó. Una y otra vez. Y después vino, y me dijo: "Mamá, ya me gusta leer. Esta noche leo yo el cuento para todos". Esto fue ayer. Hoy tiene encima de la mesa una montaña con 12 libros que ha leído desde entonces, entendiéndolos y disfrutándolos.

Se le ve emocionado, orgulloso, eufórico con su descubrimiento, contento de haber llegado por su propio pie, a ese momento en el que algo hace "clic" en la cabeza y sucede la magia, y te das cuenta de la maravilla que es leer.

Una vez más, comprobamos admirados como todo llega si somos capaces de esperar a que sea SU momento. Si les acompañamos cerquita, escuchando sus necesidades, sin meter prisa, sin juicio. Si simplemente les ponemos cerca libros como éste y les dejamos que nos vean a nosotros disfrutar con nuestra lectura.

No es fácil mantener la confianza intacta. En nuestros hijos e hijas, en nosotros como padres y madres, en la Vida. Todo a nuestro alrededor (expectativas propias, familiares, sociales) nos empuja a forzar, a no mirar, a no escuchar... Pero merece la pena el esfuerzo.

Ayer nos leyó un cuento a todos por la noche. Como si llevara leyendo toda la vida. Yo hoy no he podido dormir de la emoción <3